Dejamos atrás el jeep y nos adentramos en el bosque, un bosque centenario, en algunas partes salvaje y en otras aun se puede  ver el trabajo de los carboneros, que a principios del siglo pasado vivían de lo que les daba el bosque. Recogían lo que les daba el bosque y a la vez lo respetaban…cosas del pasado…Dejamos el sendero  y descendemos hacia un sitio especial. Aun queda nieve, la noche será fría. Entre la vegetación encontramos los escondites, totalmente camuflados e instalados desde hace semanas, parecen un arbusto más. Es la hora de entrar dentro de ellos, ya no saldremos hasta mañana al mediodía. Cuesta conciliar el sueño, los nervios se apoderan de uno. Son las 5 de la mañana y se rompe el silencio, un raro ruido nos despierta. El rey del bosque acude a su cita. Generación tras generación se repite el mismo ritual en el mismo sitio. Momentos únicos, a disfrutarlos.

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Grand Tetras Experiencia